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Posts Tagged ‘Filarmónica de Bristol’


LA AVENTURA DE LA FAMA DE SAM
Redacción de MELISSA M. LAGUNA
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Sam pinchando discos con su mesa de mezclas

  

Sam Adams Nye derrocha energía, carisma y simpatía. Tiene 17 años pero sus maneras, su conversación y su mirada dan muestras de una madurez usualmente impropia a esta edad. Vive con su familia en Bristol (Inglaterra), trabaja en un supermercado los fines de semana y va a la escuela. Confiesa que en muchas ocasiones la dislexia que padece no le deja concentrarse en sus estudios, pero disfruta aprendiendo y superándose día a día. Con su edad son muchos los que sueñan en convertirse en estrellas (muchas veces da igual de qué), llenar estadios con miles de personas, salir en las portadas de las revistas y ser conocidos. A estos jóvenes, vivir con sus familias, ir a la escuela o tener un trabajo normal puede resultarles una lata. A Sam, no. Él sabe lo que es estar en lo alto de las listas de ventas, salir en televisión y, entre otras muchas cosas, que miles de personas coreen su nombre. Sin embargo, él no quiere nada de eso.  

Sam Valediction

Vestido con el traje de la coral de la Catedral de Bristol

  

Sam nació con un don, el don de tener una voz con un tiple perfecto para la música coral. Con tan sólo tres años su madre lo encontró fascinado viendo una actuación de una coral infantil en televisión. En ese mismo momento le dijo que quería cantar como esos niños. Lo consiguió.  

A los once años comenzó a deleitar con sus notas en la Catedral de Bristol, donde cantaba seis días a la semana. Era la voz principal, el encargado de cantar los solos, lo que él siempre había querido. En el 2005, cuando tenía 13 años, se hizo con la distinción de niño corista del año en una competición organizada por la BBC Radio 2 y en la que participaron cientos de chavales. Tras alzarse con el premio, en una entrevista para la cadena, el periodista le preguntó qué otro sueño le gustaría cumplir. Ganar la competición era lo más gratificante que había imaginado conseguir, el chico no sabía qué más podía pedir. “Cantar en el Royal Albert Hall en un Prom de la BBC”  contestó como si de algo imposible se tratara.  También lo consiguió.  

Al poco tiempo de lograr el título actuó como solista con la Orquesta Sinfónica Escocesa de la BBC en el prestigioso teatro londinense. Hilary, la madre de Sam, recuerda que los miembros de la organización le enseñaron a su hijo el recinto temerosos de que quedara impresionado y que, por su edad e inexperiencia, no estuviera cómodo cantando en un lugar tan grande ante tantas personas. “¡Es fantástico! ¡Me encanta!” exclamó el chaval nada más pisar el escenario ante la sorpresa y las risas de los organizadores. Sam cantó y encandiló. Su actuación fue todo un éxito aclamado por crítica y público. “Tiple de 13 años embelesa a la audiencia” fue el titular con el que The Observer describió su actuación.  

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Limpiando su trofeo de niño corista del año

  

Por aquel entonces, Simon Cowell, el productor musical conocido por ser el miembro más duro del jurado de American Idol –versión americana de Operación Triunfo– y cuyo mayor éxito ha sido la creación de The X factor, tenía en mente la creación de un nuevo producto musical. Un grupo de niños con voces angelicales que cantaran y maravillaran tanto como para vender millones de discos. Para conseguir su materia prima Cowel había enviado a su ejército de cazatalentos a rastrear las catedrales de todo Reino Unido en busca de niños coristas.  

La madre de Sam no lo sabía pero uno de esos cazatalentos había encontrado a su hijo. Un día alguien la telefoneó en nombre Sony BMG y le explicó que habían estado haciendo audiciones para formar un grupo, que tenían una lista de 20 niños seleccionados y que en la discográfica estaban interesados en que su hijo se presentara junto a ellos para, si resultaba elegido, formar parte del grupo. Hilary, sorprendida por el interés de la discográfica, se lamentó diciéndoles que el día en que ellos pretendían llevar a cabo la audición a su hijo le sería imposible asistir. La fecha coincidía con la final de la competición de la BBC en la que Sam participaba como aspirante a niño corista del año. Esto no fue problema para Sony BMG, que envió a uno de sus representantes a la final de la BBC para que se asegurara de que el chico era tan bueno como ya sospechaban en la discográfica. Una vez que el representante dio fe del talento del chico, le invitó a hacer una audición individual en los estudios de la discográfica.  

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El segundo por la izquierda en la portada del disco de Angelis

  

Sam y otros cinco jovencitos, dos niños y tres niñas, con voces angelicales fueron seleccionados. Fue entonces cuando Sony BMG reveló a los padres que Simon Cowell estaba detrás del proyecto. Esto supuso, si cabía, una mayor sorpresa para él y su familia debido a que el magnate de la música es un personaje conocidísimo en Reino Unido.  

A partir de ese momento había nacido un nuevo producto musical llamado Angelis.  

Antes de que la banda fuera formada ya estaba todo planeado: videoclips, apariciones en los medios y conciertos. Una carrera maratoniana que no tardó en dar frutos. El primer disco -y también el único- de la formación fue disco de platino y llegó al número dos de las listas de ventas en UK.  

La fama había llegado a la vida de Sam y a la de su familia. También lo hicieron los desasosiegos. El grupo estaba inmerso en continuos viajes promocionales, largas horas de trabajo aislados en hoteles, interminables sesiones de fotos, ensayos y, lo peor de todo, lejos de sus familias. “No podíamos acompañarlos en sus viajes ni estar con ellos en los conciertos. Si por ejemplo los llevaban a Londres nosotros no podíamos ir en el mismo autobús; teníamos que viajar aparte y no siempre nos permitían hacerlo”, recuerda la madre de Sam que también cuenta que los niños dejaron la escuela con la promesa de que se les asignaría un tutor. “Un tutor por el que siempre preguntábamos pero que nunca llegaba”. Hilary tuvo que encargarse por sí misma de conseguir profesores para su hijo. A pesar de todo el ajetreo y de padecer dislexia, Sam ponía todo su empeño hacer sus deberes, en no quedarse atrás en la escuela. Todo un reto que se esforzaba por alcanzar de una manera ejemplar.  

  

Sam dice que le encantaba cantar y que disfrutaba haciéndolo, pero que la vida de cantante conocido no era la vida que quería tener. No era feliz con lo que hacía. «Cuando esté en mi lecho de muerte a punto de morir no quiero recordar sólo conciertos, viajes y trabajo, quiero recordar momentos con mi familia o con mis amigos. Quiero que mi vida sea una vida real no una vida surrealista» cuenta tratando de explicar lo que por aquel entonces sentía.  

Platino

Disco de platino que cuelga de la pared de su casa

  

Casi un año y medio después de comenzar su aventura, de llevar una vida demasiado ajetreada para su edad y de estar demasiado tiempo lejos de su familia, decidió terminar con todo. No fue difícil. Ni él ni sus padres tuvieron que hacer nada. A Simon Cowell y a su discográfica Angelis le estaba trayendo muchas complicaciones: seis niños con sus respectivos padres que reclamaban educación, descanso y atenciones para sus hijos. Demasiado para alguien que sólo busca hacer dinero. Entonces Cowell encontró otro diamante, otro filón del que sacar mayor provecho con menores dificultades. Negocios al fin y al cabo. Ese filón era Leona Lewis, concursante de The X factor que resultó ganadora después de ser la favorita durante toda la edición del concurso en Reino Unido. Simon Cowell terminó con Angelis y se dedicó a producir la carrera de la nueva revelación musical del momento.  

Sam quería tener una vida normal y ahora la tiene. Sus amigos y su familia son un regalo para él porque dice que sabe lo que es echarles de menos. Su voz cambió pero la música sigue siendo una de sus pasiones aunque ahora de forma diferente. Su asignatura favorita este curso es Tecnología Musical, toca los timbales en la Filarmónica de Bristol, dirige la banda de samba de su escuela, es el batería de un grupo local y un entusiasta de la música electrónica. Su mesa de mezclas es su posesión mas preciada.  

Sam disfruta y valora todo lo que hace. Su vida anónima es su sosiego.

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